Manifestaciones físicas como los calambres, la fatiga muscular y las contracturas son la expresión del cuerpo ante la falta de este mineral al convivir con situaciones de estrés y actividad física de alta intensidad
El magnesio es un mineral esencial que participa en más de 300 reacciones químicas en nuestro organismo. Pero, concretamente, ¿en qué contribuye el magnesio? Pues son muchos los beneficios atribuibles a este elemento, entre otros participa en disminuir el cansancio y la fatiga, el funcionamiento adecuado del sistema nervioso, la actividad habitual de los músculos, el metabolismo energético normal y el mantenimiento de los huesos y los dientes en condiciones naturales.
Se encuentra presente en alimentos como el cacao, los cereales, los frutos secos, las legumbres, semillas como el lino, pipas de calabaza o sésamo, las verduras de hoja verde, los mariscos y el arroz integral. Resulta cierto que, en teoría, una nutrición equilibrada y variada debería ser suficiente para aportar las cantidades de este mineral que un cuerpo necesita, al menos 300 miligramos al día. Sin embargo, su déficit resulta mucho más frecuente de lo que se piensa.
La doctora Camino Díaz Díez, médico de familia y miembro de la junta directiva de la Sociedad Española de Salud y Medicina Integrativa (Sesmi), explica que según apuntan ciertos estudios epidemiológicos «un 20% de las personas que viven en países industrializados tiene una toma de magnesio un 33% por debajo de la ingesta diaria recomendada». De hecho, una investigación realizada en Francia entre casi 6.000 personas reveló que el 77% de las mujeres y el 72% de los hombres tenía comsumos de éste inferiores a las recomendadas.
Señales de déficit
«Las más frecuentes son, por un lado, las manifestaciones psíquicas: cansancio, fatiga, sensibilidad al estrés…Y luego las manifestaciones físicas: calambres, contracturas, hormigueo, fatiga muscular, pequeñas contracciones musculares (por ejemplo del párpado)», comenta la portavoz de Sesmi.
Ante la cuestión de porqué el cuerpo no mantiene los niveles óptimos de este mineral, los expertos apuntan varias raciones. «Existen muchos factores que aumentan el riesgo de déficit. Uno de ellos es la nutrición», explica la doctora. Trastornos de la alimentación, dietas desequilibradas, consumo de comida rápida y alimentos refinados… Todo esto hace que ya no se pueda obtener la cantidad suficiente de magnesio a través de la alimentación. Y además, como añade la doctora Díaz, «el agotamiento de las tierras de cultivo y el uso de fertilizantes y pesticidas químicos, provocan que éstas sean pobres en determinados minerales. Si a todo ello, le unimos el procesado y refinamiento industrial, estaremos obteniendo alimentos con niveles cada vez más bajos en en este elemento».
Otro factor de déficit del mineral viene provocado por la toma de algunos medicamentos. «Existen estudios que demuestran que su toma está relacionada con un déficit secundario de magnesio, como antiácidos y diuréticos», comenta la portavoz de Sesmi.
Pero quizás, también resulta necesario comentar lo que sucede en cuanto al sobregasto de magnesio se refiere. La doctora Díaz destaca unas situaciones muy frecuentes del día a día como «el estrés, tan común en la sociedad actual, que es capaz de agotar las reservas corporales de magnesio, y la práctica de ejercicio físico intenso, durante el cual hay un mayor consumo de magnesio por parte del organismo y, además, aumenta su pérdida a través del sudor y la orina».
Capítulo aparte merece la relación entre la tensión emocional y este compuesto de la tabla periódica. Ante una situación de estrés, «nuestro organismo responde con la liberación de una serie de hormonas que ocasionan una pérdida de magnesio que a su vez provoca aún más vulnerabilidad a esta situación, lo que genera un un verdadero círculo vicioso», explica la doctora Díaz.
La portavoz de Sesmi también añade que «esta reacción se produce sea cual sea el tipo de estrés: el esfuerzo físico de un atleta, la tensión psicológica derivada de un exceso de trabajo o de un examen… Se puede manifestar a través de episodios de fatiga, cansancio, aparición de calambres, estados de nerviosismo… Una buena suplementación puede ayudar a combatir estas situaciones. De hecho, en Suiza, donde he trabajado, o en Francia se emplea de forma habitual».
En todos estos casos mencionados, la suplementación con complementos alimenticios con magnesio es una buena opción. «Resulta importante la elección de un complemento bien formulado como, por ejemplo, Magnesium DUO», destaca la doctora Díaz. «En una suplementación constituyen elementos claves las sales de magnesio, para que aseguren un aporte óptimo (como el carbonato) y una buena tolerancia digestiva (como el glicerofosfato). También que incluya vitaminas del grupo B y PP que contribuyen al funcionamiento normal del sistema nervioso. Es interesante igualmente incluir vitamina E y selenio que contribuyen a la protección de las células frente al daño oxidativo. Por otro lado, a la hora de tomarlo, merece la pena subrayar que se ha de conocer que la proporción de magnesio absorbido resulta menor cuanto mayor es la cantidad ingerida, por lo tanto repartir las tomas a lo largo del día debe ser una norma a tener en cuenta», detalla la portavoz de Sesmi.
Por todo ello, la suplementación con sales de magnesio y vitaminas «es muy aconsejable, particularmente en situaciones de estrés, de tensión emocional y mental, de esfuerzos intelectuales y/o de práctica intensiva del deporte», concluye la doctora Díaz Díez.
FUENTE: La Razón