1. ¿Qué son los omega-3?
El omega-3 es un ácido graso poliinsaturado, es decir, que tiene múltiples insaturaciones y además es esencial para el organismo y debemos administrarlo de forma exógena ya que el organismo es incapaz de sintetizarlo por sí mismo. Además de este, existen otros ácidos grasos similares, el omega-6, el omega-7 y el omega-9 (monoinsaturado).
- • Omega 9 – oleico (monoinsaturado)
- • Omega 7 – palmitoleico (monoinsaturado)
- • Omega 6 – linoleico (poliinsaturado)
- • Omega 3 – alfa linolénico (poliinsaturado)
2. ¿Por qué es importante el omega-3?
El omega-3 está adquiriendo una gran importancia en los últimos años ya que es una molécula clave en la regulación de la inflamación y los procesos trombóticos. Esto es especialmente importante cuando manejamos enfermedades crónicas cuyo origen y/o afección está directamente relacionado con la inflamación sistémica de bajo grado (ICBG), por ejemplo: enfermedad cardiovascular, síndrome metabólico, incluso en el inicio/evolución de enfermedades autoinmunes…
3. ¿Cuál es la relación entre los omega-3 y la inflamación?
En inflamación, si hablamos de omega-3 debemos mencionar a su análogo, el omega-6. Ambos se encuentran en el organismo en equilibrio con un ratio recomendado de 1 de omega-3 frente a 2 o 3 de omega-6. Actualmente estos valores están completamente descompensados, especialmente en los países occidentales, donde la media se sitúa en 1:20 y más balanceados en oriente, donde en ciertas poblaciones de Japón se han llegado a alcanzar ratios 1:1. Este exceso de ácidos grasos omega-6 en el ratio desequilibrado induce la formación de moléculas altamente pro-inflamatorias ,que en procesos agudos son necesarias, pero en exceso provocan esa ICBG, como son: leucotrienos, prostaglandinas y tromboxanos.
4. ¿Por qué es importante el omega-3 para el sistema inmune?
La inflamación está íntimamente relacionada con el sistema inmunitario y el omega-3 juega un papel fundamental en la modulación de este sistema de defensa:
- • Es capaz de suprimir la síntesis de IL-1 y TNF-α.
- • Los ácidos grasos omega-3 suprimen el factor activador de plaquetas (PAF), que aparte de ser agregador de plaquetas, activa las células del sistema inmunitario y promueve el metabolismo del ácido araquidónico (omega-6).
- • Existe evidencia de que la fosfolipasa A2 y las vías de COX (ciclooxigenasas) del metabolismo del ácido araquidónico están involucradas en la acción de la IL-6 en plaquetas.
- • En una fase crónica de estrés se produce un aumento de la secreción de eicosanoides, como prostaglandinas, lo cual induce la producción por parte de los monocitos de IL-1 e IL-6, así como las citoquinas IL-2 y IFN, que activan las suprarrenales y pueden inducir resistencia a los efectos de las hormonas glucocorticales al influir en la expresión del receptor de glucocorticoides.
Todos estos factores de la regulación de la inflamación y de la inmunidad son aspectos clave para evitar el desarrollo de enfermedades crónicas.
4. ¿Qué es importante en la suplementación con Omega-3?
Actualmente, la suplementación con omega-3 ya sea a base de fuentes de pescado como de algas marinas está siendo potencialmente estudiada para regular procesos inflamatorios, no solo en la aplicación de enfermedades crónicas o autoinmunes, sino que también en procesos patológicos no tan graves como puede ser el SPM (síndrome premenstrual) o jaquecas.
La suplementación con omega-3 es ampliamente recomendada seguida de un profesional que la oriente en función de las necesidades individuales. Además, debe de tener en cuenta factores que afectan a la calidad y eficacia del suplemento como:
- • La forma de extracción: tecnologías de extracción con CO2 supercrítico es la que asegura mayor pureza
- • La forma química de la molécula: que se encuentre como ácidos grasos libres o esterificados, con diferencias de biodisponibilidad a favor de los libres
- • El índice de oxidación: mejor mientas más pequeño
- • Incluso, que su producción pueda ser ética, sostenible y medioambientalmente positiva: algo que exige usar cultivos de fuentes de algas
En cualquier caso, existe una evidencia creciente y muy contrastada sobre el uso de omega-3 en el ámbito de la prevención y/o tratamiento de diferentes enfermedades con componente inflamatorio o no, como una alteración de lípidos en sangre (hipertigliceridemia-hipercolesterolemia).
Autora: Mercedes Rodríguez García – Coordinadora en el área de Nutrición de ESI Academy
Referencias bibliográficas: Artemis P. Simopoulos (2002) Omega-3 Fatty Acids in Inflammation and Autoimmune Diseases, Journal of the American College of Nutrition, 21:6, 495-505, DOI: 10.1080/07315724.2002.10719248