Aspectos técnicos y clínicos como biomarcador
Introducción
El estrés es bien denominado como un factor negativo que, actualmente, impacta en la mayoría de personas. La vida post-modernista propicia un ritmo acelerado y de continuos eventos inductores del modo “supervivencia”.
Es importante entender el estrés como un proceso fisiológico normal y sin el cual la especie humana no se habría colocado en el eslabón superior de la cadena alimentaria.
La respuesta frente a un estímulo estresante activa mecanismo de “lucha o huida”. En el pasado, estos mecanismos permitían la supervivencia frente a peligros reales. Pero, ¿qué ocurre cuando el mecanismo citado permanece en el tiempo?
Esta temática es la que reflejamos hoy.
Estrés y glándula suprarrenal
Antes de comentar citando las curiosidades de las estructuras endocrinas o las conexiones con el sistema nervioso, es importante conocer que cortisol (denominada hormona del estrés crónico) se sintetiza a partir del colesterol y es el principal glucocorticoide en la zona fasciculada de la corteza suprarrenal humana.
Estas dos glándulas se sitúan en la parte superior de los riñones y son las encargadas de producir hormonas en respuesta al estrés. Cuando surge la amenaza, el hipotálamo envía señales directas a través del sistema nervioso simpático hacia ellas.
Esta comunicación propicia la liberación de catecolaminas y adrenalina. El reflejo más evidente es el aumento del ritmo cardiaco y la respiración.
Además, estas hormonas sacan a torrente sanguíneo moléculas energéticas para que el organismo tenga sustratos disponibles para la antes citada “lucha o huida”.
Las hormonas del estrés diferencial segregadas por la corteza suprarrenal y medular. Las catecolaminas provocan cambios fisiológicos generales que preparan al cuerpo para la actividad física (respuesta de lucha o huida) en la respuesta a corto plazo
Se ha demostrado que es complejo encontrar un “marcador de oro” para el estrés crónico. En el caso de que las hormonas secretadas sean de forma lenta y prolongada, el hipotálamo secreta una hormona liberadora que hace que la pituitaria anterior secrete una hormona estimulante de las suprarrenales, la hormona adrenocorticotrófica (ACTH).
Este hecho indica a las células de la corteza suprearrenal que produzcan y secreten corticosteroides. Entre los mineralocorticoides y glucocorticoides donde el cortisol es el principal. Este apoya y regula/apoya a una variedad importante de funciones cardiovasculares, metabólicas, inmunológicas y homeostáticas.
Alostasis y carga alostática
Originalmente el término estrés se adaptó de la ingeniería, pero ahora es denominado como “amenazas o anticipación de amenazas que desregula la homeostasis de un organismo”. Cualquier estímulo que provoque alteraciones puede denominarse como evento estresor.
Los cambios en la homeostasis se denominan “alostasis”. Por ejemplo, ese aumento de ritmo cardíaco o respiración frente a la adrenalina y noradrenalina es un mecanismo alostático.
En general la alostasis puede ser adaptativa o desadaptativa según su grado o relevancia contextual. Por lo cual, pueden contribuir tanto a una adaptación y fisipatología saludable como a una desregulación prolongada que sea factor claro patológico.
Indicamos entonces como “carga alostática” los cambios resultantes y acumulativos de las respuestas alostáticas crónicas, excesivas o mal reguladas. Por ejemplo, los niveles de glucosa en sangre de forma temporal marcan un solo evento estresante agudo.
Sin embargo, la diabetes resultante acompañada de resistencia a la insulina puede entenderse como una “carga alostática” o “sobrecarga alostática”.
Por lo tanto, los biomarcadores de carga alostática podrían usarse para medir y predecir los riesgos biológicos acumulativos de enfermedades inminentes y parecen ser ideales para detectar la “fase previa” de las enfermedades.
Estrés, alostasis y carga alostática
Los mediadores de la alostasis están constituidos por el sistema nervioso autónomo (catecolaminas), hormonas metabólicas y diversas citocinas. Entre estos, el cortisol es al que más atención se le ha prestado tras la “hipótesis de la cascada de glucocorticoides”.
Esta hipótesis explica cómo y por qué las acciones del cortisol podrían estar relacionadas con la fisiopatología tras la sobrecarga de estrés. El estrés psicológico y físico aumenta los niveles de cortisol circulante.
En el estado agudo, el aumento de cortisol induce respuestas adaptativas mediante la mejora de los procesos catabólicos para suministrar más energía al cuerpo.
En general, los niveles elevados de cortisol regresan a los niveles basales mediante mecanismos de inhibición por retroalimentación a través del hipotálamo, la corteza prefrontal y, lo más importante, el hipocampo.
Cuando los estímulos estresantes se repiten de forma crónica, el cortisol circulante se mantiene en niveles más altos durante un período prolongado.
Los niveles crónicamente elevados de cortisol ahora causan daños en las neuronas corticales y del hipocampo, que son las principales regiones donde comienza la inhibición por retroalimentación.
Como resultado, incluso cuando los estímulos de estrés desaparecen, los niveles de cortisol podrían mantenerse en niveles más altos más allá del rango fisiológicamente normal debido a un círculo vicioso causado por el mecanismo de retroalimentación ya dañado.
En consecuencia, un gran número de estudios han explorado el potencial de utilizar cortisol como biomarcador para diversas enfermedades crónicas o sus estados previos a la enfermedad.
Actualmente, parece que este papel del cortisol, como uno de los biomarcadores de la carga alostática, puede ser ampliamente aceptado.
Sin embargo, todavía existen cuestiones controvertidas con respecto a los métodos de muestreo y medición de estas hormonas que varían según los contextos ambientales y el ciclo circadiano.
El nivel de cortisol en el cabello del cuero cabelludo ahora se considera un biomarcador prometedor para evaluar el nivel promedio de la carga de estrés pasado durante un período determinado.
Detección de cortisol como metabolito
El monitoreo del cortisol libre en suero parece tener gran relevancia para prevenir el uso innecesario de terapias con glucocorticoides.
- El cortisol en la saliva nocturna ha mostrado un rendimiento diagnóstico superior como prueba diagnóstica bioquímica primaria para el síndrome de Cushing
- El cabello puede proporcionar información biológica de exposición prolongada porque su tasa de crecimiento es de aproximadamente 1 cm/mes
El cortisol se puede incorporar al cabello mediante difusión pasiva de (A) capilar sanguíneo, (B) sudor y (C) sebo, así como de (D) fuentes externas.
Conclusiones
Las evaluaciones analíticas de cortisol varían interindividualmente por muchos factores (hora del día, día de la semana y otras circunstancias como la angustia por la toma de muestras de sangre) y parece que el monitoreo del cortisol en fluidos biológicos parece laborioso y difícil de implementar en estudios físicos y psicológicos.
Aún así, diferentes trabajos de observación apoyan la noción de que el análisis de cortisol en cabello proporciona un reflejo válido y confiable de la secreción de cortisol a largo plazo.
Aunque se necesite más investigación para establecer valores claros de referencia, parece ser un buen parámetro a medir en diferentes tipos de contextos donde se evalúe e hipotetice una sobrecarga alostática.
Autor: Alejandro Luque Figueroa – Asesor de nutrición y salud
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