¿Qué es el TDAH?
El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) es una entidad clínica común del neurodesarrollo en niños y adolescentes cuyos síntomas ejes son la hiperactividad, impulsividad y falta de atención (APA, 2014) con influencias causales ambientales y biológicas.
¿Fisiopatología del TDAH?
La fisiopatología del TDAH sigue siendo poco clara. La disfunción dopaminérgica está involucrada, pero también se asocian desequilibrios en los estados de oxidación/antioxidación (Verlaet y col., 2017), una marcada desregulación inmunitaria (Hoekstra y col., 2019) y neuroinflamación (Dunn y col., 2019). La medicación farmacológica es la primera opción en el tratamiento; sin embargo, muchos estudios se han centrado en los enfoques de suplementación dietética para abordar situaciones metabólicas, neurometabólicas e inmunitarias citadas anteriormente.
Los ácidos grasos altamente insaturados omega 3 son críticos para la señalización celular, entre otras funciones complejas en todo el sistema nervioso central. Los modelos animales han demostrado que privarlos de ácido docosahexaenoico (DHA), un ácido graso omega 3, en el útero disminuye significativamente la densidad de receptores de dopamina D2 en el cuerpo estriado ventral (en primates, media el aprendizaje y la conducta motivada a través de la secreción de dopamina) y además disminuye la dopamina en el núcleo accumbens en un 40-60% (implicado en la conducta, aprendizaje, memoria y agresividad, situaciones éstas presentes en TDAH).
El perfil conductual de los animales sometidos a deficiencias inducidas por la dieta de omega 3 refleja una disminución del comportamiento dirigido a objetivos y un aumento de la actividad irrelevante para objetivos, hiperactividad, aumento de la ansiedad y reducción de la flexibilidad del comportamiento.
Estos hechos reflejan que este trastorno se vincula con déficits de DHA, el cual está implicado en la plasticidad sináptica de dopamina y glutamato (McNamara y col., 2019) y se asocian a reportes que notifican niveles bajos de omega 3 en los niños y adultos con TDAH y cuyo incremento se correlaciona con mejoras en el comportamiento en muchos estudios observacionales y ensayos clínicos (Crippa y col., 2018; Johnsony col., 2012; Vaisman y col., 2008).
Esto nos lleva a pensar en el potencial terapeútico de la administración de Omega 3 en estos individuos. Numerosos estudios randomizados controlados han vinculado mejoras en los síntomas de TDAH luego de la administración de los ácidos grasos altamente insaturados (Döpfner y col., 2019; Raine y col., 2015).
Un estudio realizado en la Universidad de Göteborg en Suecia demostró que la suplementación con Omega 3/6 tuvo un claro impacto en la composición de ácidos grasos de la fosfatidilcolina plasmática en el grupo de estudio versus placebo, indicando que los cambios en los ácidos grasos parecen estar asociados con la respuesta positiva al tratamiento. Otros estudios han evidenciado que luego de 6 meses con la suplementación de ácidos grasos, los individuos presentaban pequeñas mejoras cognitivas y conductuales sin efectos adversos (Crippa y col., 2019).
Así mismo, otros estudios indican disminución de las conductas agresivas y mejora en el rendimiento de la atención visual (Raine y col., 2019). Un estudio publicado reciente por investigadores en colaboración con el Hospital del Escorial, la Universidad Francisco de Vitoria y Research Centres in Nutrition and Health en Madrid, España (San Mauro Martin y col., 2019) encontraron que los individuos del estudio al recibir una ingesta diaria de 550mg de ácido eicosapentaenoico (EPA) y 225mg de ácido graso DHA durante 8 semanas disminuyó la respuesta impulsiva en estos sujetos.
Otro ensayo clínico llevado a cabo en Alemania por científicos de la Universidad Johannes Gutenberg (Huss y col., 2010) sugiere un efecto sinérgico beneficioso combinando ácidos grasos omega 3 y omega 6 con nutrientes como el Zinc y el Magnesio, mejorando notablemente los problemas atencionales, conductuales y emocionales.
Sin embargo, los ácidos grasos altamente insaturados no son los únicos protagonistas en la Suplementación del TDAH. Pequeños pero consistentes estudios se han realizado con diversos compuestos. La fosfatidilserina se ha vinculado con la mejora de la memoria auditiva a corto plazo y en combinación con Omega 3 puede reducir notablemente los síntomas de TDAH especialmente eficaz en un subgrupo de niños con TDAH hiperactivo-impulsivo, y que presenten desregulaciones emocionales y conductuales (Hirayama y col., 2014; Manor y col., 2012). Otros ensayos con vitamina D, la cual incrementa los niveles de dopamina, están vinculados a reducción de la ansiedad presente en algunos sujetos con este trastorno (Hemamy y col., 2020; Dehbokri y col., 2019; Seyedi y col. 2019).
El Treonato de Magnesio genera cambios favorables en el rendimiento del coeficiente intelectual (Surman y col., 2020) y la L- teanina mejora la calidad del sueño el cual es otro síntoma presente en ciertos individuos con este trastorno (Lyon y col., 2011). Estos hallazgos recientes sugieren que los nutrientes podrían desempeñar un papel importante en la patología del TDAH; presentándose como un fenómeno neurometabólico complejo según la evidencia científica que requiere un bioabordaje más amplio y que supere las fronteras de la medicación farmacológica dentro de lo que denominados “nutrición basada en la evidencia”.
MSc. Neomar Semprún-Hernández
Biólogo Inmunólogo, Director Ejecutivo- CEO de la UI-NM. y Consejero de la CLA-LUZ.
Correo: inmunologiatea@gmail.con
Instagram: @inmunologiatea
Referencias Blibliográficas
Effect of vitamin D treatment in children with attention-deficit hyperactivity disorder.
Neuroinflammation as a risk factor for attention deficit hyperactivity disorder.
Attention-deficit/hyperactivity disorder: is there a connection with the immune system
L-Threonic Acid Magnesium Salt Supplementation in ADHD: An Open-Label Pilot Study