La fibromialgia y el síndrome de fatiga crónica (SFC) son patologías cada vez más frecuentes. La medicina ha tardado mucho tiempo en definirlas y en diagnosticarlas, y hoy son consideradas enfermedades emergentes. Las personas que las padecen han recorrido un gran número de especialistas y les han realizado múltiples pruebas diagnósticos normalmente sin obtener resultados claros.
Son procesos que deterioran gravemente la calidad de vida del que lo padece. Les cuesta mucho seguir las actividades cotidianas diarias y cuando padecen crisis les es imposible ducharse, salir a la calle … Son procesos muy invalidantes. Estas enfermedades suelen instaurarse de forma progresiva, comenzando con problemas locales; dolores lumbares, dorsales, de una cadera… para ir incrementándose hasta hacerse generalizados y se acompañan de otros síntomas como cefaleas, problemas de concentración, sueño irregular y no reparador, adenopatías del cuello, malestar profundo post-esfuerzo. Los síntomas intestinales son una constante, con alteraciones del ritmo intestinal, estreñimiento o crisis diarreicas.
La medicina integrativa ofrece a estos pacientes una nueva forma de abordar su enfermedad, a través de un tratamiento integral que valora los aspectos globales del individuo. No debemos olvidar que la Fibromialgia y la Fatiga Crónica son enfermedades de diagnóstico de exclusión, es decir, para llegar a ellas antes hay que descartar otros procesos. Una primera fase en el abordaje de este tipo de enfermedades crónicas es la de llegar a un correcto diagnóstico de las mismas, descartando procesos como patologías endocrinas, alteraciones bioquímicas como anemias, hipotiroidismo… que pueden ser causa de cansancio. En segundo lugar, es importante valorar la carga viral del paciente, pues la reactivación de virus como Epstein-Barr o los Citomegalovirus tipo 6, puede ser causa desencadenante de este tipo de patologías. Otros factores que puede desencadenar el proceso son; exposición a altos niveles de estrés físico o mental, tóxicos ambientales y sustancias químicas. Estas últimas se acumulan en el tejido adiposo y algunas de ellas, de manera específica, en el cerebro.
Asegurar una buena salud intestinal es esencial en el tratamiento de la fibromialgía y de la fatiga crónica, aspecto que pocas veces se tiene en cuenta. El intestino actúa como primera barrera inmunológica evitando que sustancias químicas indeseadas o patógenos, puedan pasar al interior del organismo. De hecho, el sistema inmunitario ha sido recientemente denominado por la medicina “Sistema Inmune Asociado a Mucosas” (MALT). Una mala salud intestinal genera “tensión inmunológica” provocando una sobrecarga del Sistema Inmune.
Tan importante es evitar que determinados elementos accedan al interior del organismo como tener un sistema de eliminación de sustancias de desecho eficiente. Este proceso de detoxificación lo lleva a cabo el hígado. Muchos pacientes con Fibromialgia o Síndrome de Fatiga Crónica, presentan determinados polimorfismos genéticos en enzimas que intervienen en los procesos de detoxificación hepática. Actualmente, existen métodos diagnósticos que nos permiten analizar la presencia de estas variaciones genéticas específicas y de este modo poseer información adicional que conlleva opciones terapéuticas distintas de las tradicionales.
En este vídeo, Elisa Blázquez, nutricionista de Clínica Medicina Integrativa, nos habla sobre el papel que tiene la alimentación en la fibromialgia y el síndrome de fatiga crónica. Charla celebrada durante la presentación de los resultados del estudio realizado en Vall d´Hebron en pacientes de SFC. ReConnect-ate.
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